El largo viaje de Eva y Adán
Eva y Adán querían volver al paraíso.
Habían preparado el viaje durante mucho tiempo, mucho dinero ahorrado a base de salarios mínimos y jornadas de trabajo extenuantes, siempre les pudo más la ilusión que el cansancio, siempre les pudo más la ilusión que el dolor, más la ilusión por volver al paraíso que la tristeza de un infierno tan cercano, eran dignos Eva y Adán, eran dignos en un mundo que es indignante.
Tardaron bastante tiempo en conseguir el dinero, llevaban casi cuatro años juntos y desde que se conocieron sabían que tenían que volver al paraíso como fuese, ese era su sueño, porque en ese lugar, en ese sueño querían ver a sus hijos crecer, eran dignos Eva y Adán, eran dignos por soñar en un mundo que no deja de ser una pesadilla.
Allí estaban a punto de partir, fueron despedidos con cariño, toda su familia se congregó para profesar la despedida, era también el sueño de todos ellos, ese sueño también era el futuro de los suyos, tiempo atrás no pudieron partir, ellos sí, Eva y Adán eran héroes en un mundo de villanos.
Nadie esperaba en la puerta de embarque de aquel improvisado puerto, tan improvisado era que no había ni siquiera puerta de embarque, ninguna guapa azafata o azafato les esperaba para requerirle el billete, en ese viaje no había billetes, uno obtenía la plaza pagando mucho dinero, la garantía no existía, solo la ilusión, la ilusión puede ser el billete necesario para viajar a cualquier lugar, para alcanzar cualquier meta, para subir la cumbre más alta y para bajar a lo más profundo, la ilusión y el coraje, esos eran los billetes de Eva y Adán. Allí estaba su improvisado crucero, se subieron como pudieron, con cuidado de no mojarse mucho el cuerpo pues el frío de la gélida noche en la proa de aquella embarcación podría pasarles factura durante su viaje al paraíso. El crucero tenía muchos pasajeros, todos los billetes de ilusión y coraje fueron vendidos para aquel trayecto hacia el paraíso. El capitán no era el tipo más simpático ni el más cordial, la cortesía fue expoliada tiempo atrás de su propio carácter, el tampoco tiene toda la culpa, simplemente aquel tipo era el más desalmado de un mundo que se olvida de su propia alma.
Se hicieron un sitio como pudieron y la embarcación empezó a navegar; estaban emocionados, Eva y Adán se amaban, el mar era testigo, estaba muy orgulloso de tener sobre sí a aquella pareja que hacía camino sobre la mar abrazados, la luna estaba celosa de no poder tocarlos como hacía el mar, pero allí estaba ella también, preciosa, una luna grande y bella que quiso ser la única luz que iluminase aquel camino de estelas en la mar.
El paraíso debe de ser aquel sitio donde uno decide que no puede haber lugar igual o sitio mejor, debe de ser aquella tierra donde uno puede morir tranquilo, tranquilo por saber que ese es el sitio donde dejar la herencia de su sangre para que pueda seguir corriendo por la eternidad, el paraíso era lo que buscaban Eva y Adán.
El destino no es lo importante, lo importante es el camino y pronto se dieron cuenta, el mar, la luna, aquel cielo del sur, y Eva y Adán, se abrazaron, se apretaron porque ellos también se dieron cuenta, el cielo había empezado a llorar, demasiada tristeza la que tenía que desahogar aquella noche aquel maldito cielo del sur. Aquel cielo estuvo antes de testigo en el paraíso, por eso no pudo aguantar más, fue tanta la desilusión de aquél cielo al ver el paraíso, fue tanta la decepción, fue tanta la pena que el no fue el que decidió llorar aquella noche, el ya no aguantaba más, fuimos los que vivimos en el paraíso los que le hemos hecho llorar, los que estamos entristeciendo la vida de ese cielo, los que le enseñamos un paraíso lleno de fuego del infierno, el cielo ahora grita de dolor y llora sobre Eva y Adán, y ellos se abrazan y se aman y lloran también, se les está escapando el paraíso, no lo van a alcanzar, alguien dentro de Eva llora también, ella o él no verá tampoco el paraíso, el mar no quiso hacerlo pero… El no era el culpable, tuvo que recoger aquellas lagrimas y guardarlas con él, y también guardó a Eva y Adán, y el mar estuvo llorando muchos días, el no tenía la culpa, ni tampoco aquel cielo de imagen de llanto. Se acabó el sueño, estaban ya allí, en el paraíso Eva y Adán, lo habían conseguido, podían ser felices para siempre, lo tenían todo: se amaban.
-(A todas las Evas y a todos los Adanes que están en el paraíso, por la dignidad que demostraron intentando alcanzar las costas del infierno que hemos creado)-
4 Comments:
Extranjero
No decir bien sí o no,
no conseguir lo que espero;
será que otros a mi hambre
le llamen lo que no quiero,
será ser de otro color,
será no estar en lo cierto,
será no sentir pasión
en las fiestas de los pueblos.
Extranjero, ¿qué será eso de extranjero?
Será no sentir calor,
no tener amigos cerca,
que te exploten sin problemas,
que la frialdad te endurezca;
tal vez, a tu alrededor,
un cerco de indiferencia
y fronteras de rechazo,
de incomprensión, de impaciencia.
No mirarte al corazón,
que no valoren tus hechos,
que el dolor te obligue a huir
y a morir en el Estrecho,
que sufras y te culpemos,
de miserias en extremo,
guerras, hambre, dictadores
y no nos solidaricemos.
Extranjero, ¿qué será eso de extranjero?
Sí, mi hermano, tú, extranjero,
tú que nunca lo sentiste,
tú que te crees muy dueño
y a compartir te resistes
como si el canto y los aires
de la tierra fueran nuestros,
como si el río y los valles
no tuvieran ya su Dueño.
Extranjero, ¿qué será eso de extranjero?
Migueli
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»
Enorabuena montoro, has conseguido lo que muchos periodistas o escritores conocidos a veces pretenden, pero sin éxito. Tú, sin embargo, has logrado erizar mi piel, que el corazón se me encoga, reflejar una realidad que muchos no quieren conocer para no sentirses culpables. gracias a personas que sienten lo que tú has reflejado con palabras algún día acabará el infierno del estrecho, y muchos otros infiernos que conocemos de lejos, que nos parecen tan solo ficción desde nuestro cómodo paraiso.
Gracias por este blog, sigue adelante con tu sueño, el tiempo nunca te lo podrá robar.
"de una amiga que te aprecia y no le gusta que le cuenten rollos..."
"No pido mucho:
poder hablar sin cambiar la voz
caminar sin muletas
hacer el amor sin que haya que pedir permiso
escribir en un papel sin rayas.
O bien si parece demasiado
escribir sin tener que cambiar la voz
caminar sin rayas
hablar sin que haya que pedir permiso
hacer el amor sin muletas.
O bien si parece demasiado
hacer el amor sin que haya que cambiar la voz
escribir sin muletas
caminar sin que haya que pedir permiso
hablar sin rayas.
O bien si parece demasiado…"
Miguel Martí i Pol
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