No quiero tener ojos de ciego
Me paro y miro. Sigo andando, me paro y miro, dos pasos más, sigo andando, tres paso más, me paro y miro. Después corro, corro mucho más, me paro y miro, observo, el tiempo que haga falta, mis ojos están vivos y yo no quiero estar ciego.
Os voy a explicar como uno sabe que no está ciego.
Os pido atención, pues os voy a hablar desde el más absoluto rigor científico.
A ver….Uno solo puede saber que mira, para empezar es necesario decir esto, porque es muy difícil que alguien se de cuenta de lo contrario, esto es, es difícil que alguien se de cuenta de que está ciego por que sino intentaría cambiar la situación, aunque hay gente, que se ha dado cuenta de que está ciega pero ha decido agachar la cabeza y “tirar para adelante”, desgraciadamente tenemos hoy en día, muchos ciegos voluntarios. Vamos a explicar como es el procedimiento de la mirada, y así cada uno podrá darse cuenta de si esta ciego o no lo está.
En cada mirada, intervienen sólo dos invitados, no existe un orden de prelación entre ambos sujetos, ambos actúan a la par, aunque es bien cierto que muchas veces tras discusiones, la opinión de uno vence a la del otro, lo más complicado, cierto es amigos míos, es encontrar consenso entre los dos invitados a la mirada, aunque esa disconformidad, es maravillosa también carece de traumatismos.
Estos dos invitados son el corazón y el cerebro, ya he dicho que no existe orden jerárquico ni temporal, pero claro a uno había que escribirlo antes, yo he puesto corazón, bueno por algo será también, habrá imperado esta vez su opinión. El cerebro es el elemento racional-ordenador de la mirada, el corazón es el elemento pasional-impulsor de la acción de mirar.
Así uno va andando, camina tres pasos, dos o cinco mil pero cuando ve algo distinto se para, ya no es él, ahora a él lo dominan el cerebro y el corazón, se para y mira las hojas del arbusto seco movidas por el aíre, una lucha por mantenerse en pié, movimientos agónicos del que sabe que va a acabar cayéndose, uno otras veces, va paseando y simplemente mira lo que rodea al camino. Ni el cerebro ni el corazón están afectados por el tiempo cuando se entregan a la causa de la mirada, cada observación merece el tiempo necesario. Hay que pararse y mirar, mirar mucho, dejar que el corazón o el cerebro, los dos o uno sólo con la complicidad no consensuada del otro nos guíen para seguir mirando, esa es la única forma de no estar ciego, o mejor dicho, saber que uno sabe mirar.
Sales por la calle, paseas, lo que he dicho antes, das dos pasos, te paras y miras, das tres, cuatro los que sean, te paras y miras. Pero es muy difícil ver gente que mire en
A todo esto, ¿Y los ojos? ¿Cuál es su papel?, pues ninguno, ya lo he dicho antes, hay mucha gente con ojos para ver pero ciegas para mirar, otros ven todo lo que quieren con su ojo del corazón y con su ojo cerebral, sin duda yo me quedo con el segundo par de “ojos”.
Con estas palabras os he estado mirando. Jejejej.
4 Comments:
sigue luchando hijo de puta
“Creo que hay un cliché que conviene desmontar: que la poesía es sentimiento y no es pensamiento. Si preguntáramos a la gente acerca de qué es un poeta contestaría que es alguien con sensibilidad, alguien que se emociona con el atardecer y lo dice en palabras bonitas. Ése es el malentendido. La poesía es pensamiento, porque el pensamiento es una emoción” (María Negroni)
Da qué pensar...
Caballero, este poco aprecio a sus ojos seguramente lo dice porque la última vez que lo ví, Vd veía doble y la culpa no era de sus ojos, sino de la mona que Vd llevaba encima muy merecidamente.
Eres demasiado...vas a llegar muy lejos, siempre lo he pensado.
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